Bernardo Estévez, labrador de
sueños de innata sencillez, de trato
afable con un constante afán perfeccionista,
su filosofía no es negociable y
sigue intacta, ir tan lejos como le permita la propia naturaleza.
Con paciencia y mucha valentía, acostumbrado a ir por la senda de lo más difícil, a escalar las altas cumbres por su
condición de ex ciclista, ha logrado tener unos viñedos muy diferenciados que
encierran la más pura esencia de las laderas de Arnoia.
Desde sus inicios ha trabajado con
una visión casi obsesiva de la tierra con
un cultivo integrado basado en el equilibrio, evitando el uso de productos
químicos en la viña y en la elaboración. Además de una gran apuesta por la recuperación de castes olvidadas.
Con su primera añada Issué 2009 dejó constancia de la impecable
labor que ha realizado desde 2001 cuando comenzó a trabajar las pequeñas
parcelas de viñedos casi desnaturalizados y de lo que se puede lograr en una tierra que no esté alterada.
Y de Issué 2010 casi no hay
palabras para calificar la inmensidad de virtudes. En nariz extraordinariamente
elegante, penetrante, de sutiles aromas de piel de cítricos, hierbas florales, pera y frutas secas con
ciertas notas de galleta. El transcurrir en boca
es opulento pero siempre delicado y con una portentosa vitalidad.