Con el postre las preguntas y el misterio. ¿Es verdad qué este fantástico vino dulce se elabora con uvas podridas?
Puede parecer chocante pero es real, los franceses que tienden a embellecer las cosas con nombres bonitos, llaman a esta situación de uvas podridas por un hongo, con el decorado disimulo de “Podredumbre Noble”.
Son vinos difíciles de elaborar, de muy escasa producción, considerados como una de las maravillas enológicas, siendo los vinos más aristocráticos y cautivadores del mundo.
Cuenta la leyenda que su origen nace en un país del centro de Europa. Las uvas para hacer vino se vendimiaban siempre con la autorización del rey, lo que ocurrió aquel año es que su majestad ocupado por nuevas conquistas, se retrasó unos cuantos meses, encontrando el viñedo con las uvas podridas, algo que no fue un impedimento para que este diese la orden igualmente de cosechar y elaborar su vino.
“Podredumbre noble” o también conocida con el nombre científico “Brotrytis Cinerea”, consiste en dejar que las uvas maduren en el viñedo de manera natural hasta que son infectadas por un hongo que atraviesa la piel de las uvas hasta deshidratarlas, concentrando un escaso néctar de dulzor, acidez y aromas. Para que este milagro enológico sea posible tiene que ayudar mucho el clima y hay que tener mucha paciencia, ya que el hongo no entra en acción de manera uniforme, lo que obliga a ir vendimiando de manera manual, viña a viña en distintas semanas. Un factor importante y clave que propicia la Podredumbre noble es la humedad del clima.
Así fue que a raíz de un pequeño tropiezo surgieron unos vinos de exquisita dulzura como los vinos de las regiones francesas de Sauternes o Barsac. El que se conoce como el rey de los vinos, el húngaro Tokay, Trockenbeerenausles de Alemania y las escasas elaboraciones de Austria. Vinos que si tuviera que definirlos con una palabra diría “felicidad” por sus delicados aromas de fruta y su elegancia que nos va envolviendo en un viaje de placer muy dulce.
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