En la soledad del paisaje el
viento adormece las viñas, desde el cielo desciende el río Támega que revela el
tiempo. Sobre la frontera, lugares anónimos
que renacen cuando un ser místico los camina.
Viñedos que se mueren para
volver a nacer en forma de frutos. Uvas con memoria que se transforman en vino para narrar su lugar y desaparecer
en silencio.
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