Los vinos se pierden en el tiempo casi hasta ser olvidados, sólo es eterno el lugar, el mismo paisaje. Los viñedos de Fazenda Prádio son reinterpretados desde el año 2013 por Javier Seoane 3ª generación, nacido en A Peroxa y dedicado a cultivar las fincas de la familia.
Javier realizó una transformación impecable en el viñedo, con un principio de arduo trabajo, además de ir ganándose poco a poco la confianza de la familia, porque eso de intentar hacer vinos naturales y injertar cepas de mencía por brancellao y Merenzao es cosa de locos.
Me gustan los vinos de la gente loca que tiene una especie de rotura con lo civil para estar más cerca de un mundo verdadero, consciente con la naturaleza y con un sentido de pertenencia del lugar.
Podría hacer una narración agradecida del vino que más me gustó "Prádio 2013 Merenzao y Brancellao", me gustaría reivindicar su extraordinario vino tinto "Prádio Mencía" el vino conocido popularmente como joven .
Fazenda Prádio como casi todas las bodegas elaboran un vino joven, que se vende por copas en las tabernas, siendo este el contacto más cercano con los consumidores. Por ese motivo debería ser igual de bueno como el de precio superior. Las bodegas tienen que hacer un esfuerzo para dignificar el vino común, eso ayudaría que más gente compre las elaboraciones más complejas que suelen ser de mayor costo ya que es una pena que éstas se tengan que vender casi todas en el extranjero. Dejo esta reflexión para que el vino del año sea la grandeza de lo cotidiano.
Fazenda Prádio como casi todas las bodegas elaboran un vino joven, que se vende por copas en las tabernas, siendo este el contacto más cercano con los consumidores. Por ese motivo debería ser igual de bueno como el de precio superior. Las bodegas tienen que hacer un esfuerzo para dignificar el vino común, eso ayudaría que más gente compre las elaboraciones más complejas que suelen ser de mayor costo ya que es una pena que éstas se tengan que vender casi todas en el extranjero. Dejo esta reflexión para que el vino del año sea la grandeza de lo cotidiano.