sábado, 11 de junio de 2011

Corcho y vino , extraídos de la naturaleza unidos por el hombre

La Producción de corchos se obtiene de la corteza del alcornoque (Quercus suber), un árbol que se encuentra especialmente en los países mediterráneos. Crece muy despacio y no presenta capa de corteza exterior adecuada a la producción de tapones de corcho para botellas hasta cerca los 45 años de edad. Para obtener el corcho se debe separar la corteza del árbol con mucho cuidado, lo que en el lenguaje técnico se llama cortar el alcornoque.

La plancha de corcho debe dañarse lo menos posible para facilitar su posterior transformación. Además, el árbol no tiene que sufrir heridas en el tronco ya que en caso que se produjeran se impediría la formación del corcho durante el siguiente ciclo de crecimiento.




















Cuando el alcornoque tiene unos 25 años de vida, se le retira por primera vez la plancha. A partir de ese momento será cortado cada nueve años. Las primeras cosechas se trituran y se emplean en la fabricación de planchas para la construcción o la insonorización de edificios. Las planchas de corcho se dejan varios meses en el bosque para que la capa de tejido que estaba en contacto directo con el tronco se oxide y se seque.

Luego, las cascaras se transportan a la fábrica y allí son sumergidas en agua hirviendo durante una o dos horas para eliminar microorganismos e insectos y aumentar la elasticidad del material, lo que facilita los siguientes pasos del proceso.

Al cabo de un periodo de reposo de una a dos semanas puede realizarse una nueva cocción. Después de ese reposo se clarificarán las planchas según su grosor y su calidad, se cortan en tiras y se perforan los corchos en la dirección de tronco.

Cuando abrimos una de esas botellas, con el olor a corcho y se hace aún más intenso con el contacto con el aire las causas de este fenómeno pueden ser muy diversas, pero las más frecuentes son el mal almacenamiento del corcho y el que éste se haya sometido a una desinfección insuficiente. A menudo el viticultor reprocha el fallo al fabricante de corcho, pero tampoco es extraño que suceda lo contrario. Ante esta amenaza los mayores productores de corcho han creado un control de calidad en la cual garantice una estricta comprobación de calidad llamada Carta internacional de la producción de corcho la cual fue fundada por los miembros de los mayores productores de corcho encabezado por Portugal, España, Argelia y Marruecos.

miércoles, 1 de junio de 2011

Adega Pazos de Lusco

Siguiendo con el lema de nuestro blog que es tratar de transmitir todo el esfuerzo que hacen día a día los bodegueros de Galicia, en esta ocasión la protagonista es Adega Pazos de Lusco.


La bodega Pazos de Lusco, perteneciente a la D.O. Rías Baixas, se ubica en la finca Pazo Piñeiro, en el municipio de Salvaterra do Miño, provincia de Pontevedra. Es una zona vitivinícola de montaña centrada en el cultivo de la variedad Alvariño que se extiende hacia la margen derecha del río Miño.

La finca está presidida por la Casa de Bugallal, del sigo XVI, a la que rodean seis hectáreas de viñedo plantadas en pérgola, el sistema tradicional de la conducción en la subzona, Condado de Tea.

Los suelos son pobres en materia orgánica y ricos en minerales. La filosofía de Lusco es elaborar vinos utilizando métodos naturales con el máximo respeto por la tradición y la tierra. Esto pasa por no usar de ninguna manera pesticidas, insecticidas y productos herbicidas que dejen residuos en el suelo.

La cosecha es a mano, marcando las cepas buscando el nivel óptimo de maduración utilizando cajas de 15 kg de dos colores diferentes, una para Lusco y otra para Pazo Piñeiro.


El riguroso control y las exigencias que rigen el proceso de elaboración hacen que sean vinos muy expresivos, elegantes e inconfundibles con una gran capacidad de envejecimiento.

Pablo Tascón enólogo de Lusco